El feminismo es una doctrina social, un movimiento incluyente y pacifista, y cuando se habla de feminismo se debe establecer el contexto histórico. Algunas autoras se remontan al siglo XIII como el inicio del feminismo, con la fundación de la iglesia de mujeres que llevó a cabo Guillermine de Bohemia. Burguesas y aristocráticas asistían a esta iglesia en Milán, hasta que fue denunciada por la Inquisición en el siglo XIV. Guillermine de Bohemia fue acusada de herejía y fue quemada en la hoguera.
Pero podemos hablar de tres grandes corrientes feministas. El feminismo pre moderno, que inicia con la obra de Poullain de la Barre y es un dato muy curioso. Es un hombre el que es considerado como el padre del feminismo. Poullain de la Barre fue un escritor y filósofo cartesiano y su obra más notable es «La igualdad de los sexos» publicada en 1673. Después surge el feminismo moderno, iniciado por las sufragistas en Europa Occidental después de la Revolución Francesa; y el feminismo contemporáneo, que abarca el neofeminismo de los años sesenta y setenta del siglo XX y las últimas tendencias hasta nuestros días.
La lucha feminista logra una verdadera autonomía con el movimiento sufragista en Francia, que buscaba terminar con la desigualdad jurídica y otorgar a las mujeres el derecho al voto. Las teorías feministas son sistemáticas y estudian la condición de las mujeres, su papel en la sociedad y las vías para lograr la emancipación.
En México, los hombres y las mujeres son iguales jurídicamente, pero no se ha logrado una verdadera equidad y las mujeres siguen en la lucha para lograr las mismas condiciones de vida que los hombres en el plano político, laboral, social, educativo y cultural.
Los inicios del feminismo en México no son muy claros. Anna Macías menciona: “Se dice que en México la primera manifestación feminista se puede encontrar en sor Juana Inés de la Cruz…, ella pugnaba porque se les concediera a las mujeres la oportunidad de estudiar” (citado en Aguilar, 2019, p. 3).
Sor Juana Inés de la Cruz vivió en el siglo XVII y de acuerdo con Aguilar (2019): “En el siglo XVIII no hay reminiscencias de alguna mujer o movimientos de mujeres en México” (p.3).
Gracias a la separación entre la Iglesia y el Estado, se inició la lucha feminista en nuestro país. Aguilar (2019) señala que:
… en la segunda mitad del siglo XIX, con algunos logros de separación entre la Iglesia y el Estado, se inició la lucha de las mujeres por sus derechos. Valentín Gómez Farías, Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada “consideraron la necesidad” de abrir instituciones educativas para mujeres iguales a las de los hombres, no solamente de orden religioso, lo cual, desde luego, fue un gran cambio, tanto en el ámbito político como en el cultural, pues con esto se estaba proponiendo una renovación en la convivencia y en el paradigma de la relación entre dos géneros, aunque, en realidad, no fueron las mismas oportunidades educativas, puesto que las mujeres no accedían a toda la oferta de carreras profesionales. (p. 3)
Sin duda esto fue un triunfo feminista y Galeana (2017) establece: “Tiempo después, Margarita Chorné y Salazar fue la primera mujer en recibir un título profesional el 18 de enero de 1886, quien se graduó como dentista” (citado en Aguilar, 2019, p. 3).
Otras figuras icónicas del feminismo en México y es importante mencionarlas son Josefa Ortíz de Domínguez y Leona Vicario “quienes apoyaron el movimiento de Independencia mediante la divulgación y el apoyo a los insurgentes” (Del Palacio, 2002, p. 32, citado en Aguilar, 2009, p. 4).
Poco a poco las mujeres mexicanas tomaron consciencia sobre sus derechos, sobre todo a la educación y el conocimiento. Aguilar (2019, p. 6) señala:
Prueba de ello es que en 1901 Juana Belén Gutiérrez de Mendoza fundó en Guanajuato un periódico opositor al régimen de Porfirio Díaz: Vésper. Desde esta trinchera, que era un foro académico, Gutiérrez criticó la situación política de México, defendió a los mineros de Guanajuato y atacó al clero, en fin, se constituyó como una periodista de oposición, por lo que fue apresada por sus ideas al igual que otros tantos periodistas en la época (Del Palacio, 2002, p. 60).
Esto nos demuestra que el feminismo mexicano inicia en la época del Porfiriato: “En este contexto es que, en 1915, aparece el primer número de La Mujer Moderna, revista creada y dirigida por Hermila Galindo…publicación con la que se inaugura esta forma de difusión del pensamiento liberal en las mujeres” (Aguilar, 2019, p. 9).
Aguilar (2019) señala: “El movimiento feminista tuvo un gran momento en la década de los treinta, cuando el gobierno reformista del general Lázaro Cárdenas “permitió” la organización de diversos frentes feministas, entre los que destacó el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer (FUPDM)” (p. 9).
Esto fue la antesala para que el 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas emitieran por primera vez su voto. En la ocasión se elegía a diputados federales y sin duda ejercer el voto fue un parteaguas en la lucha feminista.
La evolución del feminismo en la segunda mitad del siglo XX tiene tres momentos importantes. Según Aguilar (2019): “En el siglo XX, Eli Bartra distingue tres etapas en la historia del feminismo en México. La primera es la que abarca de 1970 a 1982, a la que la autora identifica con “mujeres urbanas de clase media universitaria -particularmente en la Ciudad de México- […] que se organizaron en la ‘nueva ola del feminismo mexicano’” (Bartra, 1999, p. 14). “La segunda etapa que propone Eli Bartra se desarrolla en la década del ochenta y la categoriza como de estancamiento y despegue” (Aguilar, 2019, p. 14) “Finalmente, para Bartra la década del noventa es la tercera etapa del feminismo mexicano y es en la que se generan alianzas y conversiones, puesto que en estos años predomina la teoría sobre los estudios de género y en la que caben otros movimientos, como el LGBT” (Aguilar, 2019, p. 16).
Marcela Lagarde (1999) indica tres características que identifican en Latinoamérica a las mujeres del siglo XXI, y que son perfectamente aplicables a la realidad mexicana: el sincretismo, la diversidad y la transición (citado en Aguilar, 2019, p. 19).
Aguilar concluye que: “…dado que el feminismo en México es relativamente joven, y que sus luchas más significativas se encuentran enraizadas entre las décadas de 1960 y 1980, podemos decir que muchos de los preceptos que en pleno siglo XXI se mantienen, lejos de ser obsoletos, siguen vigentes” (2019, p. 21).
El movimiento feminista en México ha tenido triunfos significativos y muy importantes a lo largo de la historia para procurar una sociedad justa, equitativa e incluyente, en la cual las condiciones sean igualitarias para todas las personas y se otorguen los mismos derechos y obligaciones. La lucha feminista se mantiene de pie y pretende que todas las personas vivan libres y sin miedo y generar una convivencia sin violencia.
Bibliografía:
Aguilar Sánchez, Citlaly. (2019). Breve recorrido histórico de luchas feministas en México. Revista 1 digital FILHA. Año 15. Enero-julio. Número 22. Pp. 1-25. Publicación semestral. Zacatecas, México: Universidad Autónoma de Zacatecas. Disponible en: www.filha.com.mx. ISSN: 2594-0449.