Ciclo del Disparo

- Artículos - agosto 17, 2022
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Por: Gerardo Jair Jaime González

La Balística Interior es aquella que estudia todos los fenómenos fisicoquímicos, que ocurren al interior del arma, incluyendo esos micro eventos que tienen relación con el cartucho, es así que un perito en Balística Forense, debe ser amplio conocedor de cada una de las partes del arma cuestionada o sujeta a investigación de un probable hecho delictivo. Así mismo, el experto en Balística Forense tiene que conocer las generalidades del Ciclo del Disparo, y de las correspondientes partes o piezas del arma que aun suponiéndose diferentes en cada una de las armas de fuego, son los que llevarán a cabo una función particular y a su vez agotaran cada fase del Ciclo del Disparo.

El disparo de un arma de fuego se entiende por realizado desde que el proyectil abandona la boca del cañón de ésta. Y así, concluida dicha fase, también concluye la Balística Interior para dar comienzo a la Balística Exterior, pero, ¿qué ha pasado en retrospectiva al interior del arma? ¿Cuáles son esos fenómenos fisicoquímicos que han ocurrido dentro del arma de fuego? ¿Todas las armas de fuego funcionan de manera idéntica? ¿Qué pasa si el cartucho falla? ¿Qué ocurre si alguna de las piezas del arma de fuego está averiada? ¿Puede no llevarse a cabo el disparo y aun así el arma ser funcional? ¿El tirador también puede ocasionar alguna falla por su falta de capacitación? ¿Qué es el Ciclo del Disparo?

Para esclarecer las anteriores interrogantes, se plantean los siguientes parámetros rectores del Ciclo del Disparo.

  1. Abastecer

Entiéndase por esta fase del Ciclo del Disparo, como aquella en la que al arma de fuego se le suministra cartuchería, no existe una sola arma de fuego que tenga per se su propia fuente de alimentación, dicho de manera sencilla, el arma se abastece de aquello que habrá de disparar. Y, aun así, tan sólo se ha cumplido con el primer paso, porque todavía sobrevendrán posteriores fases. Aclarando abastecer no es cargar.

  1. Cargar

No sólo basta que el arma de fuego este abastecida, hacen falta maniobras tendientes a colocar el cartucho en la recámara. Esto es apreciable de manera nítida en las pistolas, puesto que de forma bastante gráfica, aunque suponiendo un cargador debidamente saturado de cartuchos, si no es colocada en la posición correcta, que es, en la recámara del arma de fuego, aunque se accionaran los demás mecanismos, sería imposible que el disparo se llevara a cabo, puesto que hay que colocar en posición de “arranque” al cartucho, dicho de antemano, se debe entender que la lógica de cargar el arma, significa que se sitúa el cartucho de manera tal que la base de éste, pueda ser impactado (“percutido”) o golpeado en la zona donde se encuentra la cápsula iniciadora, quién a su vez permitirá la reacción química del propelente.

3. Acción del disparador

Es esta una fase del Ciclo del Disparo que ocurre de manera física por presión, jalando o retrayendo la pieza llamada disparador hacia atrás, esto permitirá un desencadenamiento de eventos; ahora bien, quizás por la sola denominación esta fase del Ciclo del Disparo merece una atención particular, ya que como bien se expresa en el nombre de la pieza del arma “disparador”, se cree empíricamente hablando que es la responsable del disparo como tal; esta aseveración es incorrecta, ya que esta es una acción meramente física y no es la única, puesto que cuando el tirador acciona el disparador, lo presiona o jala, lo que en realidad está haciendo es liberar otra pieza, que a su vez en secuencia prodigará un golpe (percusión), en la base del cartucho. Con independencia de que se presione el disparador, aún no ocurrirá el disparo, en concreto accionar el disparador, no significa que el disparo ya se realice necesariamente, lo que ocurre en realidad es que, al accionar el disparador se libera una pieza del arma, que se encuentra en tensión constante y que tiene reprimida una fuerza de empuje a través de un resorte, esto es en esta fase del Ciclo del Disparo, disparar significa soltar o liberar una pieza más del conjunto de mecanismos, una pieza perfectamente diseñada para percutir el cartucho en una parte en particular.

4. Percusión

Por percusión se entiende el golpeo o presión contundente y súbita de una pieza dirigida hacia la zona donde se encuentra la cápsula iniciadora del cartucho. Percutir es sinónimo de golpear, ya sea la forma que adopte la pieza en particular, o el nombre que reciba aguja o martillo (en el caso del revólver), ambos con independencia del nombre que reciban, cumplen con el cometido de golpear.

5. Reacciones químicas, detonación y deflagración 

El discurso de las sustancias con características explosivas, se encuentra delimitado ya que existe una velocidad con la que dichos compuestos químicos reaccionan o liberan tanto calor como energía. Así, se conoce que hay reacciones químicas (oxidaciones) de baja velocidad para ir gradualmente en aumento. Una clasificación sencilla y fácilmente comprensible es por ejemplo: combustión, deflagración, detonación y explosión. Esto es que la diferencia en la denominación de tales reacciones químicas (oxidaciones) estriba en su factor de velocidad, lo que se pone sobre la mesa de estudio es que, de manera ascendente una combustión es inclusive perceptible por el ojo humano, en cambio si la oxidación se lleva a cabo mediante sustancias como la pólvora, dicha reacción química incrementará rápidamente en su velocidad en ocasiones alcanzando la velocidad del sonido o hasta superándolo;  así en ese orden de ideas vemos que el siguiente nivel sería la detonación y el último la explosión, por tanto si tomamos un punto en común para efectos didácticos, es que las sustancias químicas con propiedades explosivas, se consumen liberando luz, calor y fuerza de empuje, a velocidades diferentes, su utilidad en conocerlas radica en que, atendiendo dicha clasificación podemos percibir de manera práctica inclusive que la pólvora como agente propelente, no explota, deflagra, ya que si su velocidad fuese como por ejemplo la del T.N.T. (Trinitrotolueno), que es casi diez veces mayor, dicha energía liberada podría “reventar” el mecanismo del arma de fuego ya que ésta no tendría la fuerza para contenerla, pudiendo inclusive causar daños al tirador. Así qué, se entiende como deflagración de la pólvora aquella reacción química de velocidad superior a la combustión pero inferior a su vez que una explosión, y también muy próxima a la detonación.

6. Disparo

Sin duda la parte más resaltada dentro de la Balística Interior, es la descomposición del cartucho, en que de aquellos componentes señalados: a) cápsula iniciadora, b) casquillo, c) pólvora, d) bala; al momento mismo en que se desencadenan los eventos físicos y químicos, comienza una descomposición o separación, esto es, si la aguja percutora es liberada por la acción del disparador, y hace blanco en la zona de la cápsula iniciadora y todo el ciclo o sus momentos ocurren de manera natural, dicha cápsula (su contenido) reaccionará proporcionando una chispa, suficiente fuente de calor que al pasar por un pequeño orificio (uno o dos) llamados “oídos”, hacia el interior del cartucho, tal destello calorífico iniciará a su vez la deflagración de la pólvora, la cual arderá tan rápidamente que aparte de liberar luz y calor, emitirá gases de alta presión que impulsaran con tal fuerza al elemento último del cartucho: la bala, forzándolo a pasar por el ánima del cañón del arma de fuego, imprimiendo a su vez por el forcejeo de metales el llamado estriado o rayado singular de cada arma de fuego (salvo las de anima lisa como las escopetas).

7. Liberación de la recámara, extracción y eyección

Si se pretende realizar un disparo, en principio hay que abastecer, cargar, accionar el disparador, percutir, llevarse a cabo la reacción química, y disparar, descomponiendo o desfragmentando el cartucho y arroja la bala. Ahora bien, tras el disparo caemos en cuenta de que hay un residuo balístico en la recámara: el casquillo. ¿Qué hacer con él? No podremos alojar otro cartucho porque la recámara está ocupada; no se puede o podría llevar a cabo la “carga”; solución: liberarla, y es por ello que la mayoría de las armas de fuego, salvo excepciones como el revólver, tienen dentro de su mecanismo considerada una pieza que hará la función de extraer ese casquillo, así también es conocida dentro del tecnicismo de las armas de fuego como “uña extractora”, cuyo cometido es la de sujetar el casquillo por medio de la ranura que tiene en la base de manera coaxial, y llevándolo a la parte de carga, para que una vez ahí en acción conjunta con el cargador-abastecedor y por la acción del resorte del mismo se lleve a cabo un empuje – eyección, del residuo balístico, cediendo a su vez el paso a un nuevo cartucho, REINICIANDO el Ciclo del Disparo, así en tantas veces existan cartuchos que permitan la alimentación de la recámara y la sucesión de las fases, hasta quedar completamente vacíos, tanto el cargador como la recámara.

Bibliografía:

  • Houk, Max M. Fundamentos de la ciencia forense. México. Ed. Trillas. 2014
  • Ramírez, Nelson A. Aspectos selectos en balística forense. México. 2018
  • Forte, Pedro J. Manual de balística forense. España. 2017
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