Por Fernanda Conde Montiel
La fotografía forense es una disciplina de la fijación gráfica, es de suma importancia
pues al encontrarse en la escena de los hechos los fotógrafos juegan un rol esencial
para la investigación, ya que de ellos depende el registro visual de los indicios, las
lesiones de la víctima, la posición de las víctimas, de los alrededores, etc. Por lo
tanto, éstos deben de tener un ojo agudo para el detalle así como la habilidad de
capturar imágenes que representen con precisión el objeto o la escena.
Ello les permitirá conocer ángulos que otros no vieron en su momento, las
fotografías ayudarán a percatarse de eso, sea que se trate de más indicios o,
incluso, que el victimario estuviera en el lugar presenciando todo, también les
permite encontrar testigos.
El fotógrafo forense debe hacer las tomas de cada detalle que encuentre, no
se les debe de escapar algo que pueda tener validez y legalidad, y que pueda servir
como prueba ante un juez para un buen proceso legal que defina si alguien es
culpable o no y cómo sucedieron las cosas.
De igual manera, el fotógrafo debe documentar visualmente el proceso de las
necropsias de los cadáveres que llegan al Servicio Médico Forense; no se le debe
pasar por alto la limpieza y la metodología establecidos. La grabación de videos se
realiza cuando el médico decida efectuarla, sobre todo, si el cuerpo proviene de un
reclusorio.
La fotografía forense ayuda a otras disciplinas de la criminalística, como la
odontología forense, la balística, la antropología forense, la dactiloscopia, etc., pues
se apoyan de la información quizás más precisa que las fotografías contienen.
“Solo una vez se tiene acceso a la escena del crimen, por tal motivo al entrar en
ella el criminalista debe asegurar el área y preservarla de modo que el perito en
fotografía haga sus tomas plasmando en ellas el escenario original del lugar y de
más objetos sospechosos, antes de que las cosas y objetos marcados como
indicios sean palpados, levantados o trasladados a un lugar” (SEMEFO, S.F).
Además, deben tener un conocimiento de las técnicas de fotografía y ser
capaces de manejar una variedad de equipos, así como de entender los
procedimientos legales y las normas de la cadena de custodia para garantizar que
las imágenes que se toman puedan ser de utilidad en un tribunal.
No sólo es importante para documentar la evidencia física, sino que se
convierte en una herramienta valiosa para recrear escenas de crimen o accidentes,
pues ayudan a los investigadores a entender mejor lo ocurrido e identificar posibles
pistas.
La fotografía forense no sólo se trata de tomar fotos, se requiere un alto nivel
de especialización y criterio para hacerlo bien, por lo que deben tener un amplio
conocimiento y práctica en el uso de los diferentes tipos de iluminación, lentes y
ángulos que les permutan capturar la mejor imagen posible.
Aunque parece fácil no lo es, se debe contar con mucha precisión y
observación, recordando en todo momento que la fotografía ayudará para
investigaciones posteriores, así como para realizar el dictamen pericial que se
apoyará en esa documentación visual para saber o interpretar cómo sucedió el
hecho y cómo fue que se encontraron todos los indicios.
SEMEFO. (s/f). “La fotografía forense en la investigación criminal”, Disponible en:
https//www.cleu.edu.mx/Campus/CampusLeon/blog/30-07-2021.php.