Por Lic. Gerardo Jair Jaime González
Coordinador de la Licenciatura en Criminalística del Colegio Jurista
El perito en Criminalística o el Investigador Criminal, es un profesional con conocimientos técnico-científicos que tiene como principal fin apoyar a los órganos encargados de procurar y administrar justicia mediante la interpretación y análisis de los indicios íntimamente ligados con un hecho presuntamente delictivo. El procedimiento aplicado por los especialistas forenses utiliza el conocimiento de diversas ciencias, principalmente las naturales, como la física, química, biología, y otras como los modelos matemáticos.
Las ciencias forenses cada día adquieren mayor relevancia, ya que el perito en criminalística debe cumplir con la tarea de preservar el lugar de intervención, evitar su contaminación y asegurar la integridad de la cadena de custodia, así como aplicar nuevas prácticas y técnicas para cumplir con este objetivo.
El lugar de Intervención
El Protocolo Nacional de Actuación del Primer Respondiente, establece que el lugar de intervención es el sitio en el que se llevan a cabo las actuaciones relacionadas con la investigación de un hecho probablemente delictivo. Para Rabello, es un espacio cuyo centro es el lugar donde se encontró el hecho/delito, que se puede extender a otros lugares donde, presumiblemente, había otros actos relacionados con los crímenes.[1]
Los lugares de intervención se pueden clasificar en función de su ubicación y relación con el delito a ser analizado. El primer paso es definir y establecer los límites físicos del sitio. La ubicación, entonces, se puede dividir en: lugar de hechos, lugar de hallazgo, lugar de enlace y lugar contexto.
El lugar de hechos es el sitio en el que se ha cometido un acto probablemente delictivo y en el que se realizan las actividades de preservación y procesamiento, o en su caso, priorización: el lugar de hallazgo, es el sitio en el que se localizan o descubren indicios, evidencia, objetos como instrumentos o productos de un hecho probablemente delictivo y en el que se llevan a cabo actividades de preservación y procesamiento, o en su caso, priorización; el lugar de enlace, es el espacio físico de transición que conecta el lugar de los hechos con el lugar de hallazgo; y, el lugar conexo, es el sitio secundario que tiene relación con el hecho que se investiga, incluida la ubicación donde se encuentran indicios, evidencias, objetos, instrumentos o productos del hecho delictivo en áreas circundantes.
Cualquier lugar puede llegar a convertirse en lugar de intervención, y en cualquiera que sea la situación, todos los indicios locales deben ser identificados, fijados, levantados, empaquetados, embalados, etiquetados y trasladados con el máximo cuidado. Es cuando la ciencia forense entra en acción. Es importante, sin embargo, definir lo que es la ciencia forense. La palabra “ciencia”, según Caddy,[2]es el estudio del hombre y el medio ambiente en el que se inserta. La palabra “Forense”, que viene del latín fórum, significa presentar e interpretar la información científica en los tribunales. Se asocia con las investigaciones de carácter jurídico y, en la actualidad, es ampliamente utilizado para el análisis de eventos basándose en los indicios.
Rastros e indicios
Para Mallmith,[3] los rastros pueden ser cualquier marca, signo o objeto que podría estar, de alguna manera, relacionada con el crimen/ delito objeto de investigación, y los indicios son rastros que serán analizados por los peritos responsables.
Cada vez que dos o más personas entran en contacto, se produce una transferencia física. Pelo, fibras de ropa, etc. e, inevitablemente, muchos otros tipos de materiales se transfieren de una persona a otra y se denominan rastros. Edmond Locard,[4] director del primer laboratorio forense en el mundo, fue quien dio cuenta de esta condición y creó la famosa “Teoría de Locard”, uno de los principios básicos de la ciencia forense, también denominado principio de intercambio.
Todos los pasos, los objetos tocados por él, lo que deja incluso en conscientemente, servirán como un testigo silencioso contra él. No sólo sus huellas o impresiones dactilares, también su pelo, las fibras de sus pantalones, marcas de herramientas en vidrios, marcas de pintura, sangre o semen que deje. Todo esto, y más, es un testimonio contra él. Esta prueba no se olvida. Se diferencia de la emoción del momento. No está ausente como en los testimonios humanos. Constituye, per se, una prueba fáctica. La evidencia física no puede estar errada. No debe cometer prejuicio por sí misma, no puede estar ausente. Les corresponde a los humanos buscarla, estudiarla, comprenderla, y sólo las personas pueden disminuir su valor. Locard 1910.[5]
Bertino[6] clasifica las evidencias en dos grandes grupos: los indicios directos y circunstanciales. La evidencia directa son testigos y asimismo los vídeos grabados con cámaras de seguridad. La evidencia circunstancial da indicios de un hecho, No necesariamente de forma directa. Habrá un vínculo entre el lugar y el sospechoso. Dentro de las pruebas circunstanciales, se encuentran pruebas que pueden ser físicas, biológicas o químicas. Las evidencias físicas pueden ser, por ejemplo, huellas, fibras textiles, etc. En cuanto a la evidencia biológica, puede reducir el número de sospechosos, siendo ejemplos: pelo, fluidos corporales como semen y sangre; por último, los indicios químicos pueden determinar la génesis de este, pudiendo ser drogas, solventes, medicamentos, etc.
Sangre
Uno de los fluidos corporales más conocidos, además del semen, es la sangre que circula por todo el cuerpo, excepto por las uñas, teniendo ésta características únicas. El volumen de la sangre que circula en el cuerpo varía, dependiendo de diferentes factores, como si es adulto o niño, mujer o hombre, etc.; sin embargo, generalmente circulan entre cuatro y cinco litros en las mujeres y cinco a seis litros en hombres adultos. Su color puede variar entre rojo brillante a oscuro, dependiendo de la región corporal en que se encuentre, ya sea venosa, arterial, menstrual, etc. Existen otros factores que deben tomarse en consideración: la superficie en que se encuentre y el tiempo que estuvo ahí.
Dorea[7] menciona que el pH de la sangre es de 7.54, y se constituye de diversos componentes incluyendo sólidos o componentes figurativos (glóbulos blancos con rojos y plaquetas), y el plasma como el componente líquido, con ácidos grasos, ácido úrico, aminoácidos, urea, magnesio, entre otros. También se establece que la sangre humana dista de la sangre de otros animales, puede ser diferencias por precipitación de las proteínas en el efecto de suero anti-humano. Este método se llama “Método Ufenhut”, el cual consiste en la precipitación de las proteínas en la sangre por los anticuerpos séricos contra estos componentes biológicos.
Composición de la sangre
Eritrocitos: o también conocidos como células rojas, son el componente celular más abundante encontrado en la sangre como se muestra en las células sin núcleo y con el ciclo de vida media de 120 días. Su función primordial es la de transportar oxígeno en las células de eliminación de dióxido de carbono de ellos. Una gran cantidad de hemoglobina se produce durante la diferenciación de médula ósea. Las células rojas antes de ser liberadas en la circulación sanguínea se someten a un proceso de maduración, donde se producirá el núcleo y será expulsado de la degeneración de los orgánulos citoplasmáticos. Por esta razón, los eritrocitos no presentan en su formación ADN nuclear y mitocondrial; La hemoglobina será entonces la molécula que va a permitir la detección de sangre a través de pruebas de identificación, por lo tanto, es un elemento importante en medicina legal.
Leucocitos: son células de suma importancia para el sistema inmunológico, son responsables de la defensa del organismo y las reacciones inmunes. Se presentan en las células incoloras y nucleadas, también producidas en la médula ósea. Son células que, de igual forma, realizan tagocitosis e ingieren partículas extrañas al organismo. Los leucocitos presentan núcleo, pueden proporcionar ADN nuclear y mitocondrial cuando son encontradas en el lugar de intervención. La individualización del sujeto se toma mediante ADN nuclear, permitiendo una comparación con otra muestra testigo, generando la identificación posterior.
Plaquetas: poseen funciones importantes para la homeostasis en los procesos de hemorragia debido a que las plaquetas generan el llamado “tapón de plaquetas”, activando la cascada de coagulación de la sangre.
Plasma: es el medio de suspensión en que se encuentran las células de la sangre y, por lo tanto, puede moverse en el cuerpo, cumpliendo así sus funciones. El plasma se compone de 90% agua, 8% proteínas, 1% de sales inorgánicas, 0.5% de grasas, 0.1% de azúcares y 0.4% de otros elementos menores. Con frecuencia se observa en el lugar de intervención, es un líquido de color amarillento en la sangre coagulada.
La importancia de la sangre en el contexto forense
La sangre es uno de los indicios mayormente encontrados en el lugar de intervención y cuenta con una relevante importancia en la investigación forense debido a la gran cantidad de información que proporciona. En casos de muerte violenta, el examen externo de las víctimas antes de la necropsia puede arrojar información valiosa al observar patrones en las manchas de sangre y otras modificaciones en el cuerpo. Se encuentran con frecuencia hematomas o contusiones de marcas del objeto vulnerante, como un martillo. Hemorragias petequiales también aparecen en gran cantidad de casos, así como livideces y rigor mortis, que son datos de suma importancia para determinar el cronotanatodiagnóstico y la posición original-inicial.
A pesar de la deficiencia en los estudios y laboratorios especializados, el análisis de manchas de sangre realizado por el perito criminalista en el lugar de intervención es de indudable relevancia. La sangre es uno de los indicios que más información aporta a la investigación En comparación con otros rastros presentes en el lugar, como huellas de calzado, ya que tiene la característica de otorgar fundamentos sólidos a los cuestionamientos que surgen en el lugar de intervención.
Las manchas de sangre son un gran elemento de importancia en la recreación de mecánica de hechos. En casi todos los lugares de intervención dónde se presenta una acción contra una persona, llámese homicidio, lesiones, abuso sexual, accidentes, etc., están presentes. Tomando en cuenta estos elementos traza, es posible extraer información que podría ser decisiva en la investigación criminal.
[1] Heraldo Ravelo 1996. Curso de criminalística. Río de Janeiro: capa común.
[2] Caddy, I, (2000), “Intellectual Capital: recognizing both assets and liabilities”, Journal of Intellectual Capital. Vol. 2. No. 1. pp.129-44.
[3] Mallmith, D. de M. Local crime, Estado do Rio Grande do Sul, Secretaria da Segurança Pública, Instituto Geral de Perícias, Departamento de Criminalística, 2007.
[4] Reginald Morrish, (1940), The Police and Crime-Detection Today, London: Oxford, University Press
[5] Edmond Locard, (1923), Manuel de technique policiere. Paris: Payot.
[6] Anthony Bertino, (2008), Forensic Science: Fundamentals and Investigations. Estados Unidos: CENGAGE,
[7] Dorea E. L (1995) As manchas de sangre como indicio em local de crime. 2° Ed.