Si alguien busca generar controversia con respecto a los derechos de autor, basta rescatar el tema alrededor del parámetro jurídico que define qué es dominio público y qué, legalmente, representa una verdadera propiedad intelectual, en particular cuando se habla de una marca o un producto inspirado en la tradición popular. En ese sentido, podemos recordar el famoso caso de la disputa legal que se suscitó en 1982 entre la corporación norteamericana Universal City Studios, y Nintendo, el emporio japonés de videojuegos más grande del globo.
El personaje cinematográfico de King Kong, el gorila colosal que llegó por primera vez a la pantalla en 1933, se basó originalmente en la tradición nipona del Kaiju, monstruo mitológico similar a un simio. El mismo monstruo fue inspiración del escritor Sir Arthur Conan Doyle en su novela, El mundo perdido, en 1912, donde describe a una criatura con las musculosas características que todos identificamos. Hoy es una de una de las sagas de fantasía más populares y recordadas de las últimas décadas.
El caso entre Universal City Studios, Inc. contra de Nintendo Co. Ltd, en 1982, fue publicado por el Juez Robert W. Sweet en el Tribunal Federal Distrital de los Estados Unidos de América, en el Distrito Sur del estado de Nueva York. Resultó ser un parteaguas en el ámbito relacionado a la disputa por los derechos de autor, y sobre la representación y explotación de una marca.
Donkey Kong, uno de los videojuegos pioneros más exitosos de la historia, ya gozaba de gran popularidad en 1982 entre los consumidores del mundo, hasta que el abogado Sid Sheinberg, también presidente de MCA y Universal City Studios, determinó que el producto de Nintendo estaba utilizando la imagen y concepto de King Kong de manera ilegal, franquicia que había adquirido con anterioridad, y que estaba violando los derechos de autor de los cuales ellos se consideraban propietarios.
Si bien el Juez Sweet deliberó que la parte demandante, en este caso Universal City Studios, había afirmado con anterioridad que el nombre del personaje utilizado en sus producciones pertenecía al dominio público, y que por lo tanto la corporación japonesa no había actuado de manera ilegal ni mal intencionada, fallando a favor de Nintendo. Sheinberg decidió apelar el veredicto.
Durante un complejo proceso de apelación entre Universal City Studios en contra de Nintendo, encabezado en ese entonces por su CIO, Howard Lincoln, se negoció ofrecer inicialmente el 3% de los ingresos anuales por la comercialización del video juego, que ascendía a la cantidad de 4.6 millones de dólares.
Sheinberg decidió declinar, pues consideró que podría generar aún más utilidades si lanzaba por su cuenta una licencia sobre otro video juego con el nombre original “King Kong”, ignorando el veredicto inicial de Sweet.
Finalmente el juez Robert W. Sweet —a pesar de la insistente presión de Sheinberg respecto a la idea de que el nombre y trama de Donkey Kong, confundían de manera obvia al público consumidor, dificultando la distinción entre el personaje de la pantalla grande y el del video juego—decidió apoyar la defensa del abogado Kirby, deliberando a favor de Nintendo, y otorgando una recompensa de 1.8 millones de dólares por daños y perjuicios.
John Kirby se convirtió después de este controversial caso en uno de los abogados más célebres del mundo jurídico contemporáneo. Además, su nombre se inmortalizó para todos los asiduos a los videojuegos, pues Nintendo decidió crear en su honor el famoso personaje Kirby, a quien todos hemos visto con gran agrado.
El mundo jurídico se conecta con todos los ámbitos sociales, el arte, los deportes, el emprendedurismo, las industrias, la cultura general. Es sorprendente cómo un abogado puede cambiar el curso de una empresa del tamaño de Nintendo, y también la experiencia de todos sus fans, ¿qué tanto extrañarían los gammers a Donkey Kong?