En la actualidad, nuestro país se encuentra inmerso en una problemática de seguridad preocupante, la solución requiere soluciones inmediatas, eficientes y eficaces, derivado de la plena insatisfacción de la sociedad respecto al actuar de los distintos operadores del sistema penal frente a la comisión de un delito, particularmente en los relacionados con la impunidad que presentan muchos autores de conductas delictivas.
En este tenor, la identificación plena del o los presuntos responsables de la comisión de un delito, así como la investigación del hecho criminal, toma vital relevancia. La etapa investigativa del proceso penal no es una tarea sencilla, al contrario, requiere que se aborde con una gran responsabilidad, pues requiere intervenciones técnico científicas adecuadas. Tanto el procesamiento de los indicios para la comprobación del hecho delictivo en toda su extensión, así como para la identificación e individualización del o los presuntos autores del ilícito, el aporte técnico científico de las Ciencias Forenses es importante.
Las Ciencias Forenses, comprenden ciencias, disciplinas e incluso oficios que conforman los servicios periciales. La intervención de los servicios periciales en la investigación de todo hecho presuntamente delictivo es parte de un camino importante para poder dictaminar un lazo real y científico de un indicio encontrado en un lugar de hechos o hallazgo, la investigación de éste y esclarecer la relación de éste en la escena.
De las Ciencias Forenses, es bien sabido que en sus inicios destacó por ser un cúmulo inorgánico de conocimientos, con un universo indefinido; sin embargo, en la actualidad se caracteriza por identidad técnica-científica y su importante papel como auxiliar de los órganos encargados de procurar y administrar justicia.
Las Ciencias Forenses, en su imperante deseo de descubrir la verdad jurídica de un hecho presuntamente delictivo, otorgan un sinfín de información al proceso penal con el firme objetivo de que el hecho delictivo no quede en la impunidad. Para determinar si nos encontramos frente a un hecho delictivo o no, las Ciencias Forenses realizan procedimientos técnico-científicos, los cuales son observables cuando otorga estimaciones relacionadas con la forma en que el ilícito fue cometido, con la cronología, con los instrumentos u objetos utilizados, con la identificación de la o las personas intervinientes (principalmente la individualización de la víctima, la identificación del o los victimarios, ofendidos y/o testigos), con la corroboración de la relación directa entre los indicios y el hecho investigado, y todo esto claramente nos llevará a concluir la realidad de los hechos.
Reseña histórica de las Ciencias Forenses en México
Las Ciencias Forenses en nuestro país han tenido un crecimiento y una metamorfosis de gran importancia en los últimos años. Han evolucionado los laboratorios, el equipo utilizado por las diferentes áreas y se han modernizado los instrumentos que se utilizan para tener una aceptable participación en la investigación científica. Además, se ha profesionalizado y capacitado al personal mediante cursos de actualización, diplomados e intercambios para mantener el nivel adecuado de cientificidad.
Con esto se le proporciona al derecho y sus diferentes ramas, resultados satisfactorios y con esto una credibilidad mayor a la aplicación de la criminalística en la procuración, impartición y administración de justicia.
La primera agrupación de servicios periciales dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal nació en el año de 1929. La Ley Orgánica del Ministerio Público publicada en 1929, en el capítulo V, artículo 33, estableció que: “la Procuraduría General de Justicia contará con un Laboratorio Científico de Investigaciones compuesto de las siguientes secciones: Dactiloscópica, Criptográfica, Balística, Caligráfica y Bioquímica y Médico Forense, correspondiendo a dicho laboratorio la investigación técnico policíaca de los delitos”.
Esta ley iba ligada a la reforma que se realizó en el periodo presidencial del licenciado Emilio Portes Gil, viéndose así un puente real entre la ley antes mencionada y los artículos constitucionales 21 y 102 plasmados en la Constitución de 1917.
En 1939 la Oficina de Peritos, que con la sección de dactiloscopia y la de fotografía formaban el laboratorio científico, elaboran un reglamento interno, donde se redactaron sus protocolos de actuación, tales como la jurisdicción de cada uno de los servicios, así como la cantidad, la calidad y obligaciones de los peritos que debían actuar en su respectiva especialidad. Las principales especialidades en ese entonces eran las siguientes: Caligrafía, Valuación, Balística, Mecánico, Ingeniería, Traducción, Incendio, Diversos, Tránsito, Contabilidad y Ampliaciones.
En la segunda mitad de los años cuarenta el Departamento de Investigaciones en la Averiguación de Delitos y los tribunales penales en la instrucción de procesos se auxiliaba de la Oficina de Peritos que principalmente realizaba los siguientes estudios periciales: Grafoscopía, Balística, Contabilidad, Ingeniería, Valuación, Mecánica Eléctrica, Incendio, Química, Traducción e Interpretación, Dactiloscopia, Ampliaciones a Dictámenes, Tránsito, Médicos Legistas. Además, contaba con las secciones de Dactiloscopia y Fotografía.
En los años cincuenta el presidente de la República, Lic. Adolfo Ruiz Cortines, designó al Lic. Guillermo Aguilar y Maya como Procurador General de Justicia del Distrito y Territorios Federales. En el primer año de este sexenio presidencial la Procuraduría decidió estudiar la Ley Orgánica del Ministerio Público Común, promulgada en el año de 1929, ya que, aun cuando fue excelente en su momento histórico, no atendía los problemas y ordenamientos legales de esta época.
La conclusión del estudio realizado se convirtió en el anteproyecto de una nueva Ley Orgánica del Ministerio Público de Distrito y Territorios Federales que, una vez aprobado por el presidente, se convirtió en proyecto hasta su promulgación el 29 de diciembre de 1954.
Esta nueva Ley Orgánica de Ministerio Público, en su Título Quinto, señala la existencia de un Departamento de Servicios Periciales, mismo que se compone en las siguientes secciones: Laboratorio de Criminalística y Casillero Judicial, Dactiloscópico y Descriptivo, Psicometría, Bioquímica, Ingeniería, Documentología, Idiomas, Balística, Valuación, Mecánica y electricidad, Incendio, Tránsito de vehículos, Médico Forense en el Sector Central y Agencias Investigadoras y las demás que sean necesarias.
Las Ciencias Forenses en la actualidad y su importancia en la investigación criminal
La principal justificación de que las Ciencias Forenses se encuentren inmersas en la estructura de la investigación criminal se debe al crecimiento exponencial de la criminalidad, no únicamente en México, si no en la mayoría de los países del mundo.
El desarrollo de la tecnología y la ciencia están otorgando a las Ciencias Forenses conocimientos y avances inimaginables para realizar el descubrimiento y la investigación de los delitos. Esto convierte a la investigación forense en una ciencia rigurosa y exigente. Mediante los procesos cognoscitivos y la aplicación del método científico, así como la inexorable diligencia de las ciencias naturales (física, química y biología), al igual que las matemáticas y la tecnología, es posible una mejorada perspectiva observación del Lugar de Intervención, que aporta indicios objetivos para aclarar la transgresión, mediante la aportación de resultados válidos procesalmente, más allá de la narrativa de las víctimas, ofendidos, testigos e imputados. Saber observar con todos nuestros sentidos y conocer la utilidad y funcionamiento de los instrumentos de última generación, será parte fundamental de los investigadores criminales, en otras palabras; saber conjuntar los recursos humanos y materiales o instrumentales constituirán el éxito de una investigación.
El principal pilar de la construcción de la investigación criminal es la permanente y constante capacitación de los investigadores, esto para actualizar y modificar la aplicación de métodos y técnicas para adecuarlos a la época contemporánea ya que, desgraciadamente, en muchos casos la delincuencia está un paso delante de la investigación pericial; los transgresores de las leyes utilizan las nuevas herramientas tecnológicas para provocar daños a la sociedad en la que se desenvuelve, tecnología que en un principio fue concebida con fines legales, y que, sin embargo, es hoy utilizada por personas sin escrúpulos con el objetivo de obtener un beneficio personal, y que en ocasiones provocan daños a terceros. Lamentablemente también, la investigación forense es un trabajo reactivo, y no podemos conocer los actuales modus operandi hasta que los individuos actúan, y es hasta ese momento, que el investigador que aplica las Ciencias Forenses juega un rol importante, pues la adecuada aplicación de técnicas, métodos, protocolos e instrumentos puede determinar el móvil, las áreas de oportunidad que tuvo el sujeto para cometer el delito y los motivos para llevarlo a cabo.
Recopilando lo anterior y a manera de conclusión, es indudable que los actos del ser humano han sido y seguirán siendo complejos; y en la mayoría de las ocasiones el origen de sus conductas será desconocido. Es ahí donde emergen distintas ciencias y disciplinas que buscan dar una respuesta al comportamiento criminal de los seres humanos. Por esta razón, la procuración y administración de justicia, derivado del creciente índice de hechos delictivos y de la diversificación del modus operandi, no puede escapar a la evolución de las ciencias naturales, exactas y sociales, persiguiendo sin descansar, la verdad y la igualdad.
Por esta razón, las ciencias jurídicas se han visto obligadas a requerir del auxilio de datos cada vez más objetivos y de medios de prueba con un mínimo margen de error, ya que juegan un papel fundamental en el esclarecimiento de los delitos mediante diversas ciencias, disciplinas y oficios, como por ejemplo, la Criminalística, la Medicina Legal y Forense, Dactiloscopía, Fotografía Forense, entre muchas otras más. Estas ciencias, disciplinas y oficios se han ido recatando cada vez más, logrando mediante la aplicación del método científico encontrar indicios, huellas o vestigios que nos puedan encaminar a la detención del presunto autor del hecho delictivo; y no únicamente eso, además, se deben vincular los indicios científicamente con el presunto autor, demostrando y explicando su participación en el hecho delictivo.