“Desgraciadamente no siempre se alcanzan los
fines para los cuales fue contraído el matrimonio,
y, por excepcionales que puedan ser estos casos
la ley debe justamente atender a remediarlos,
relevando a los cónyuges de la obligación de
permanecer unidos durante toda su existencia,
en un estado irregular contrario a la naturaleza y
a las necesidades humanas”.
Ley sobre el divorcio
Enero 2, 1915
El líder de la Revolución Mexicana, Venustiano Carranza, expidió la Ley del Divorcio en México un 2 de enero de 1915, modificando profundamente a la sociedad mexicana, pues con su promulgación transformó el concepto del matrimonio perpetuo en un país arraigado a la tradición.
La Ley del Divorcio de Carranza ha sido la precursora de los derechos individuales y la igualdad de género, abriendo brecha a futuras reformas legislativas en materia familiar y social.
Antecedentes de la Ley del Divorcio
El Presidente Benito Juárez sentó las bases para hacer posible esta ley, con sus Leyes de Reforma definió entre otros ámbitos sociales, el papel del Estado en el matrimonio civil, atentando en contra de la exclusividad que la Iglesia Católica había tenido desde siempre, sobre el tema de las uniones entre personas. Si bien durante el mandato de Juárez se logró permitir legalmente la separación de las parejas, aun no era posible entonces la disolución definitiva del matrimonio, lo cual imposibilitaba a las personas a casarse después de una separación, asunto que propició una alza en la taza de concubinatos.
Durante la Revolución mexicana, la sociedad se encontraba en un profundo proceso de cambios, y para 1914 los ideales de modernización se comenzaban a moldear: entre las innovaciones revolucionarias en materia social, La Ley del Divorcio del Presidente Venustiano Carranza, llegó a detonar la transición desde una nación arraigada a los usos y costumbres, siempre supeditados por la Iglesia, hacia un país que apostaba por la paz e igualdad social.
La Ley del Divorcio significó un parteaguas en la evolución social y democratización de la sociedad mexicana, pues otorgó a las personas el derecho a decidir sobre su propia vida y bienestar, particularmente a las mujeres quienes por siglos, se encontraban sujetas a los designios de la tradición y existían evidentes injusticias alrededor del tema de los matrimonios concertados.