En el último par de años, ha habido movimientos sociales representativos en casi todos los países de Latinoamérica debido a la situación de desigualdad entre géneros y la violencia hacia la mujer. La impartición de justicia puede proveer una equidad entre géneros, y que no es la justicia, sino uno de los fundamentos del Derecho.
Hablar sobre el contexto de estos movimientos sociales y visibilizar la violencia es un primer gran paso, pero debemos generar una verdadera consciencia sobre la problemática de desigualdad entre géneros que existe en México y que sucede en casi todo el mundo. Tenemos que replantearnos muchas ideas que podemos tener enraizadas y verlas desde una nueva perspectiva. Realizar un ejercicio de autoanálisis.
Para lograr inclusión debemos desafiar los estereotipos de género. Cuestionarlos en el contexto del hogar, la academia y la esfera laboral. Debemos estar atentos a nuestro uso del lenguaje. La manera en la que nombramos las cosas les otorga significado, que puede resultar ofensivo o discriminatorio. La voz es la base de la expresión humana y el lenguaje evoluciona y se adapta a las necesidades de los hablantes. Por lo mismo, es importante cuidar nuestra forma de utilizar el lenguaje y entender de dónde provienen ciertas expresiones, puede ayudar a dejar de utilizarlas.
Las participaciones en el salón de clases deben ser equitativas. Algo así como que sean mixtos los grupos de debate. Todos tenemos el derecho de expresarnos y participar para enriquecer el conocimiento. Una de las bases para el crecimiento humano es ejercer el derecho a tener una opinión propia y respetar otras formas de pensar. El intercambio de puntos de vista mejora la comprensión de un concepto o una situación. Hombres y mujeres deben participar activamente durante las clases.
La perspectiva de género contribuye en la construcción de espacios de aprendizaje seguros e incluyentes, con un enfoque de tolerancia. Esto nos lleva al mejoramiento de nuestras habilidades sociales y nuestros logros académicas. Un entorno seguro, amigable y de armonía provoca que saquemos lo mejor de nosotros y potencializar así nuestras aptitudes y creatividad, pues una persona que se siente incluida y respetada se siente protegida y en confianza para mostrarse con su verdadera esencia y personalidad.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la perspectiva de género supone tomar en cuenta las diferencias entre los sexos en la generación del desarrollo y analizar, en cada sociedad y en cada circunstancia, las causas y los mecanismos institucionales y culturales que estructuran la desigualdad entre mujeres y hombres.
Los gobiernos, las escuelas, los docentes y los alumnos juegan un papel muy importante y específico para lograr que las instituciones educativas estén libres de violencia y exentas de discriminación.
Pero, el cambio empieza desde uno. El sentido de la comunidad debe impulsarnos para hacer entre todos una escuela que no sólo nos enseña teoría y nos da excelentes herramientas para nuestro futuro profesional, sino es un espacio seguro para disfrutar la vida de estudiante, pues en las escuelas es donde hacemos los amigos para toda la vida.
Seamos empáticos, hablemos de estos temas y pongámonos los lentes de género. El resultado, cuando se busca justicia, igualdad y respeto, jamás será negativo.